Ya estamos a Viernes y la cosa ha empezado a refrescar, ya era hora dirán algunos, bueno pues yo traigo una
recetilla de temporada y que nos va a calentar el cuerpo.
Pero antes quería comentaros algo:
En algunas ocasiones he comentado el porque un día decidí ponerme con este blog, cada cual puede tener sus intereses al respecto y desde luego todos muy respetables. Mi decisión fue más por salud mental, sí, como lo leéis, salud mental.
Hacía pocos días del fallecimiento de mi madre, una persona muy importante para mi, con la que he luchado mano a mano en esta vida, a la que le debo muchas cosas entre ellas el saber comportarme ante otros, el ser educada y tener respeto al ser humano y saber amar, con su ejemplo de amor incondicional me lo enseño con creces.
Volviendo al tema de la cocina, ella fue la que me inculcó lo de “la comida no se tira”, al aprovechar hasta la ultima miga en otra preparación. La vida no fue fácil para una mujer joven cargada de hijos y es por lo que tanto la admiro.
Me encantaba estar con ella en la cocina, cuando cocinaba berza, un plato muy típico en
Almería, siempre me reservaba el tallo más tierno metido en el
bol de agua
fría, para que estuviese limpio y fresco.
El olor de mi casa los domingos por la mañana, nunca lo olvidaré,
olía a limpio y a cocido, berza o comida blanca según se diera el caso.
La luz inundaba mi hogar, y al fondo siempre la veía a ella resplandeciente sin rastro de maquillaje en su cara, oliendo a limpio y colonia fresca, su pelo recogido con un pañuelo color
lavanda en forma de diadema, dejaba su frente despejada, su mirada era transparente y se atisbaba mucho sufrimiento pese a su juventud, pero siempre sonreía y bromeaba para escuchar una carcajada y así romper su silencio.
Mondaba las naranjas mirando fijamente cada corte que daba, sus manos tenían un olor intenso a fresco. Reservaba las mondas y las secaba para hacer escabeches y mientras hacia eso, se sumía en profundos pensamientos, Dios!! cuanto hubiese deseado saber que le correteaba por su cabeza en esos momentos.
Los días de fiesta nos hacia torrijas, aprovechando el pan del día anterior, pero no esas torrijas nobles de leche y huevo, sino las de pan frito rebozado en azúcar y canela....
ainssss que buenas estaban y que pesada me encontraba después de atiborrarme de ellas.
Hacia un bizcocho de limón digno de reyes, lo cocía en un olla encima del fogón,
pufff.....el sabor de ese tremendo bizcocho aún lo recuerda mi paladar, pienso en el y mis papilas gustativas se llenan de su sabor.
Esa era mi madre, una luz en la oscuridad , el faro que guiaba mi vida.
Ahora no está conmigo físicamente pero en mi mente y corazón guardo muchos recuerdos y sentimientos, se que algún día nos volveremos a ver.
Pero mientras llega ese momento, quiero seguir recordándola realizando este blog, llenándolo de recetas e historias, ella le encantaba cuando yo le cocinaba, todo le parecía rico, pero es fácil teniendo una maestra como ella, mis hermanas también han heredado su creatividad y su comida es deliciosa y llena de legado.
Ya sabéis que es lo que me motivó a hacer este blog, aunque lo más importante de todo, es que quiero dejar este escrito a futuras generaciones, en este caso a mi hija, por lo que este blog tiene este nombre "Cocinando con
Lulita",
Lulita no soy yo, es ella, es el nombre cariñoso que recibe en casa, solo en casa y por el que responde desde muy niña.
Ella es mi conejillo de indias, mi pequeño
chef, sin ella no tendría mucho sentido este blog, ni cada receta que realízo. Ella es mi vida y mi razón de ser, no hay día que mirando a mi niña no recuerde más a mi madre, es por ellas que les dedico este homenaje.
Y bueno, hecha ya la explicación del porque este blog sin más demora continuamos con la receta.
INGREDIENTES
10 Mejillones
1/2 cebolla mediana
1 puerro
2 tomates maduros
3 ajos
1
ramita de perejil
pimienta
comino
1 hoja de laurel
2 cucharadas de harina
agua.
PREPARACIÓN
Limpiamos y cortamos la cebolla y el puerro los ponemos a sofreír a fuego moderado.
Limpiamos y cortamos el ajo y el tomate y añadimos también a la olla del refrito.
Añadimos el perejil,laurel ,pimienta y comino.
Limpiamos bien y abrimos al vapor los mejillones reservando el agua que nos quede de ellos colando muy bien, yo utilizo un colador de tela para quitar las impurezas.
Rehogamos todo bien y añadimos la harina, removiendo bien para que no se queme, añadimos el agua de cocción de los mejillones y dejamos hervir durante 10 minutos.
Sacamos los mejillones de su concha y reservamos 3 o 4 con concha para decorar.
Añadimos los mejillones y dejamos la sopa reposar 3 minutos, servimos y a comer.
Espero que os guste la
recetilla.